A mis amigos les adeudo la ternura
y las palabras de aliento y el
abrazo;
el compartir con todos ellos la factura
que nos presenta la vida,
paso a paso.
A mis amigos les adeudo la paciencia
de tolerarme las
espinas más agudas;
los arrebatos de humor, la negligencia,
las vanidades,
los temores y las dudas.
Un barco frágil de papel,
parece a veces la
amistad
pero jamás puede con él
la más violenta tempestad
porque ese
barco de papel,
tiene aferrado a su timón
por capitán y timonel:
un
corazón.
A mis amigos les adeudo algún enfado
que perturbara sin
querer nuestra armonía;
sabemos todos que no puede ser pecado
el discutir,
alguna vez, por tonterías.
A mis amigos legaré cuando me muera
mi
devoción en un acorde de guitarra
y entre los versos olvidados de un
poema,
mi pobre alma incorregible de cigarra.
Un barco frágil de
papel,
parece a veces la amistad
pero jamás puede con él
la más
violenta tempestad
porque ese barco de papel,
tiene aferrado a su
timón
por capitán y timonel:
un corazón.
Amigo mío si esta copla
como el viento,
adonde quieras escucharla te reclama,
serás plural, porque
lo exige el sentimiento
cuando se lleva a los amigos en el alma.
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