Aquella novia primera
la que estrenó el alma mía,
ella, de alguna
manera
es mi novia todavía.
Revive un tiempo que fuera,
tiempo de amor
encendido
y no recuerdo siquiera,
si la quiero o la he
querido.
Aquella novia primera
me regaló el primer beso
y las
primeras ojeras
y los primeros excesos.
¡Amaneciendo desvelos
con el
color de su nombre,
hice a mi orgullo, relevo
al recibirme de
hombre!
Por esa novia primera
abandoné la pandilla,
inauguré las
esperas
y multitud de espinillas.
Dejaba todo por verla
y ella, coqueta
sabía
que yo con tal de tenerla
conmigo, todo valía,
desde faltar a la
escuela
a la mayor cobardía.
Aquella novia primera
nunca ha
querido dejarme.
Ahora se ha vuelto quimera
y anda rondando mi
calle.
Tiene una cinta en el pelo,
tiene un vestido de flores,
sobre
sus ojos el velo
de un viejo tiempo de amores.
Aquella novia
primera
es la que todos tuvimos,
que nos dejó en la frontera
de lo que
tanto quisimos.
¡Tormentos de adolescencia,
que se adolecen
andando!
¡Tributos a la experiencia
que hay que seguirlos
pagando!
Cuando ya va el calendario
anestesiando la vida
con
frustraciones y horarios,
con ambiciones suicidas.
Uno se acopla al
rebaño,
uno se vuelve más lerdo
y abundan los desengaños
y sobran los
desacuerdos.
Cuando más pasan los años,
saben mejor los
recuerdos.
Aquella novia primera
la que estrenó el alma mía,
ella,
de alguna manera,
es mi novia todavía.
¡Amor primero que
vuelve,
porque nació en primavera!
Por eso nunca se muere,
aquella
novia primera.
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