Tienen tus ojos un raro encanto,
tus ojos tristes como de niño
que no ha sentido ningún cariño;
tus ojos dulces como de santo.
¡Ay!, Si no fuera pedirte tanto,
yo te pidiera vivir de hinojos,
mirando siempre tus tristes ojos:
ojos que tienen,
ojos que tienen sabor de llanto.
¡Ay!, Si no fuera pedirte tanto,
yo te pidiera vivir de hinojos,
mirando siempre tus tristes ojos:
ojos que tienen,
ojos que tienen sabor de llanto.
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