Latieron dos corazones
juntando su desvarÃo,
uno habrÃa de ser tuyo
el otro debÃa ser mÃo.
Quiso la vida juntarnos
como el amargo de la miel
nadie podrá separarnos
si tú eres mujer... mujer.
Yo quiero que nunca me dejes
que nunca te alejes de mÃ,
que sean tus palabras
las dulces promesas que yo te pedÃ,
que rasgue tu pecho
la queja de mi alma como una oración
que no me traiciones
que me lleves dentro como una obsesión.
Yo quiero pedirle a la vida
clemencia una vez nada más
y que ella en voz baja diga
si acaso me ha visto llorar...
Llorar de tristeza, llorar de alegrÃa,
mirándome ajena, sintiéndome mÃa
pero mÃa nomás.
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