I
Buenos Aires, noviembre veintiséis.
Querido Pablo:
Perdí la
dirección donde escribirte
y en Chile han contestado,
que te fuiste ¿quién
sabe por qué rumbo?
Domicilio ignorado.
Como tengo muy claras tus
palabras:
""Si llega una tristeza,
escríbeme una carta, yo te
espero,
te espero simplemente donde sea"".
Ya ves, querido Pablo, es el
momento
de cumplir tu promesa.
No te voy a contar como otras
veces
mis pequeñas audacias.
Es más duro esta vez y más difícil;
huele
a muerte en el aire y en el agua,
ya en tus versos se agita la
advertencia
contra viejos fantasmas.
Cuando dije tu nombre, algunos
hombres
me han mirado torcido
y me duele decirte que has logrado
tu
increíble diploma de prohibido;
que de todo lo bueno, sólo dejan
tu nombre
y tu partido.
II
Es hiriente pensar que fuiste tanto
y te
dejan tan poco.
No respetan el himno de tus versos,
los hallan
peligrosos.
En un mundo de ciegos se sospecha
del que estrena sus
ojos.
Aprovechan que estás en ese viaje,
se adueña de tu tierra,
te
despojan de cielo y de paisaje,
te limitan, te niegan y te encierran
en la
absurda frontera de su miedo,
por miedo a tu bandera.
Y se olvidan de
todos los sonidos
de tu canto profundo.
De la magia de amor que te
rondaba,
de la fuerza sensual de tus impulsos
De ese grito sin patria,
luminoso,
tan nuestro como tuyo.
Han matado al poeta por el
hombre,
sacrilegio suicida,
gesto clásico y práctico del cuervo
que a
la muerte la vuelve su comida
y alimenta con muerte su existencia,
por
salvarse la vida.
III
Siento angustia y me quedo con mi
rabia,
ya no tengo consuelo
para tantas infamias moralistas
impuestas
por decreto,
para tantas amnesias convenientes,
censurando los
vuelos.
Perdí la dirección donde escribirte,
pero ya no me
importa.
Me he quedado sin ti, por el camino,
sin tu luz, sin tu voz y sin
tu sombra,
pero sé que tu ausencia, aunque no quieran,
será una ausencia
corta.
Donde tengas tu nuevo domicilio,
mi tristeza y mi
carta
llegarán a tus manos enseguida,
instantáneo dolor en
telegrama.
Mientras yo las escribo van de a poco
sosegándome el
alma.
Hasta pronto querido amigo mío,
volveremos a vernos,
cuando
encuentre en la calle tus verdades,
cuando estallen pasiones en mi
cuerpo,
cuando todo lo hermoso de este mundo,
me repita tus versos.
|