Alfonso Esparza Oteo, nació el 2 de agosto de 1894 en la hospitalaria ciudad de Aguascalientes; fue el segundo de los diez hijos de don Luis R. Esparza y doña Concepción Oteo.
El padre de Alfonso fue un músico distinguido y reconocido por su versatilidad, principalmente porque sabía tocar varios instrumentos. En la época del nacimiento de su segundo hijo se desempeñaba como director de la banda del estado y de una escuela de música, que bien podía considerarse un conservatorio.
Desde muy temprana edad, Alfonso mostró su inclinación por actividades y distracciones que representaran una expansión del espíritu, por lo que disfrutaba organizando funciones de títeres o desempeñándose como cantante, tramoyista y muchas otras cosas. A los siete años decía que había heredado de su padre la afición por la música y tocaba el piano ante pequeños públicos, que lo aplaudían y estimulaban.
Su padre fue su primer maestro de solfeo y piano. Más adelante asistió a la academia de piano del presbítero don Fermín Ramírez, en donde tuvo la oportunidad de instruirse con grandes maestros como don Juan María Cisneros, el maestro Arnulfo Miramontes y el maestro Manuel M. Ponce, de los cuales recibió clases de piano, órgano, canto y composición, respectivamente. Era al maestro Manuel M. Ponce a quien reconocía como su principal apoyo en su formación musical.
En 1912 trabajó como pianista en el teatro Actualidades, donde improvisaba temas para las películas que ahí se exhibían, y al mismo tiempo se desempeñaba como organista de San José.
Para el año de 1914 llegaron a la ciudad de Aguascalientes los efectos de la Revolución Mexicana, y Alfonso, un partidario decidido de sus ideales, se enlistó en las filas del Gral. Francisco Villa. Tras dos años de campaña, fue distinguido con el grado de mayor.
Una vez calmados los ánimos, en 1917, Alfonso Esparza Oteo marcó su regreso a la vida artística con la interpretación de su foxtrot “Plenitud”, en la Escuela de Artes y Oficios de Aguascalientes. “Plenitud” es la primera pieza musical que compuso y, desde aquella primera ejecución, fue bien recibida.
En marzo de 1919, el Mtro. Esparza Oteo viajó a la Ciudad de México en busca del triunfo que le permitiera, además de alcanzar su metas, apoyar de sus padres. Su único equipaje eran varias composiciones escritas, una mente plena de inspiración y un ánimo avasallador.
Ya en la capital, se instaló en una casa de huéspedes y, decidido, comenzó a tocar puertas en busca de oportunidades. De esa forma llegó a la Casa Wagner, una de las más reconocidas, y donde le ofrecieron un empleo que aceptó. Al poco tiempo fue estimado y distinguido por su capacidad, sentido de responsabilidad y don de gente.
Como en aquellos días no había radio ni sinfonolas, sus amigos y él se tenían que valer de medios ingeniosos para la difusión de sus obras. El maestro Alfonso Esparza Oteo veía con mucha claridad la problemática y situación de los compositores de esa época, así como las necesidades que tenían, por lo que decidió que lo que más convenía era publicar por su cuenta las partituras de las composiciones que escribiera. Como inicio de este proyecto imprimió y lanzó a la venta "Plenitud", en 1919, y más adelante "Flores de Tentación", "Estambul", "La India Bonita" y el vals "Galante", entre varias más.
Entregaba personalmente sus piezas a los distribuidores del interior de la República, concediéndoles el treinta y tres por ciento de comisión. Los resultados económicos de estas acciones mejoraban cada día.
En abril de 1920 estrenó en el Teatro Lírico su canción más famosa, con la que inmortalizó su nombre: “Un Viejo Amor”, compuesta con letra del “Güero” Adolfo Fernández Bustamante. A esta canción le seguirían otros éxitos con fuerza arrolladora.
A finales de ese mismo año tuvo que ir a Aguascalientes, su tierra natal, por el triste suceso de la muerte de su padre. Poco después regresó a la Ciudad de México, ahora con la responsabilidad económica de su madre y hermanos.
En la época del gobierno del Gral. Álvaro Obregón (1920-1924), el maestro Alfonso Esparza llegó a ser el compositor de moda en México, gracias a lo cual pudo conocer al Presidente, quien lo nombró Director de la Orquesta Típica Presidencial.
La Orquesta fue disuelta por el Gral. Plutarco Elías Calles cuando llegó a la presidencia, y lejos de desanimarse, el maestro Esparza Oteo formó una que llevó su nombre.
Emprendió entonces una serie de giras artísticas por toda la República, en las que se presentaba como compositor y pianista. En una de las giras en 1925, en la ciudad de Acámbaro, Gto., conoció a la Srita. Blanca Torres Portillo, con quien contrajo nupcias el 15 de enero de 1926.
El 17 de julio de 1928, en atención a la invitación que le hiciera el Gral. Álvaro Obregón, candidato a la Presidencia de la República, asistió a amenizar con la antigua Orquesta Típica, una comida que se ofrecía en honor del candidato en el restaurante La Bombilla, y mientras interpretaban la melodía “Limoncito” se acercó a la mesa del general un caricaturista de nombre José de León Toral; se escucharon varios disparos y el general Obregón se reclinó ya sin vida sobre la mesa.
De entre todos los cargos que desempeñó el maestro Alfonso Esparza Oteo, destacan los de Director Artístico de la Casa Wagner, Director de la Southern Music Co., Director Artístico de la difusora XEB --en su época de oro--, Jefe del Departamento de Recopilación de Música Folklórica en la Secretaría de Educación Pública y Director de Notables Programas de la XEW.
Como satisfacción personal, formó parte del famoso cuarteto Los Ases de la Canción, con los maestros Miguel Lerdo de Tejada, Tata Nacho y Mario Talavera. Tras el fallecimiento del maestro Lerdo de Tejada, el grupo tomó el nombre de Trío Veneno.
El maestro Esparza Oteo siempre albergó el anhelo de mejorar la situación económica de los compositores mexicanos. Él mismo inició un cambio importante al rehusarse a vender los derechos de sus composiciones, pero sabía que faltaba mucho por hacer, así que después de reunir a diversos autores y compositores, y vencer incontables obstáculos, fundaron el Sindicato de Autores, Compositores y Editores Mexicanos, el cual se estableció en la calle de República del Salvador #31.
Como primer Secretario General de la SACEM, Alfonso Esparza Oteo trabajó por esta causa sin escatimar esfuerzos y sacrificios, dejando a un lado empleo, contratos personales y hasta sus composiciones. Poco después fundaron la Sociedad de Autores y Compositores, institución en la que él fue el primer presidente del Consejo Directivo.
Al poco tiempo surgieron diferencias de criterios y opiniones de compositores en pugna que luchaban a su modo por el bien de sus compañeros, pero Alfonso recibió grandes decepciones y dolorosas ingratitudes.
Pasada la tormenta en la SACEM, Alfonso se dedicó nuevamente a la composición y sus presentaciones, conciertos y programas en la XEW. Produjo entonces su programa "Así es Mi Tierra" al que imprimió su fuerte personalidad y por el que recibió la Medalla al Mérito, como reconocimiento a su labor en favor de la música mexicana.
Fue un martes, el 31 de enero de 1950, cuando, apenas pasadas las diez de la noche, salió de su casa para dirigirse a una fiesta y, en los momentos en que se disponía a poner en marcha su coche, quedó inmóvil, sentado frente al volante. La dicha que minutos antes había en su casa de Altadena # 31 se tornó en locura y desesperación.
Entre sus canciones más populares están: "Te He de Querer", "Te Vengo a Decir Adiós", "Albur de Amor", "Cenizas de Olvido", "La Chaparrita", "Déjame Llorar", "No Vuelvo a Amar", "El Quelite", "Estrellita Marinera", "Juan Colorado", "La India Bonita", "Hermosas Fuentes", "Golondrina Mensajera", "Estambul", "Pajarillo Barranqueño" y, desde luego, "Un Viejo Amor".
Fuente: Sociedad de Autores y Compositores de Música (SACM)