Nacido en Santiago de Cuba, Donato se trasladó con su familia a La Habana cuando apenas contaba dos años de edad.
A los ocho años de edad ya tocaba la guitarra y cantaba, a pesar de la oposición de su padre que no consideraba el mundo artÃstico como una forma de vida honesta y viril.
Pero Donato se mantuvo en su idea y, gracias a sus extraordinarias dotes musicales, el estado le garantiza la entrada en el conservatorio nacional.
Su padre, por el contrario, decide inscribirle en una escuela militar para darle una formación más de acuerdo a sus ideas.
En la escuela militar, Donato forma su propia banda de rock and roll, escuchando la música que, a través de las emisoras de radio en Miami, llegaba a la isla.
Donato confiesa que, en aquélla época, odiaba la música cubana.
Lo suyo era el rock and roll.
Pero no fue el rock and roll lo que le llevó a recorrer el mundo y le permitió salir de Cuba con los permisos de las autoridades.
Fue precisamente la música cubana, concretamente la Nueva Trova Cubana que, en aquéllos años, se daba a conocer en todo el mundo con inusitado éxito.
Su presencia en un festival de música popular en La Habana, le habÃa adscrito al movimiento, permitiéndole viajar España, Bélgica y México como embajador de la nueva música cubana.
Mientras tanto acaba sus estudios de pedagogÃa y regala el tÃtulo a su madre.
En 1989 Donato viaja a Venezuela para quedarse.
Allà conecta con Sony Music y la compañÃa lo firma como artista.
Más tarde se traslada a vivir a Miami donde comienza a componer para intérpretes internacionales como Julio Iglesias, José Luis RodrÃguez, Chayanne, Willie Chirino y Ana Torroja, entre otros.
Un buen dÃa conoce a otro músico recién llegado a Miami (Estéfano) que le pide unos teclados para una de sus composiciones, ese mismo dÃa comienzan a hacer música juntos.
Estéfano nació en el seno de una familia amante de la música, una música que él llama de consumo , porque era la música que sonaba en la radio y que su madre cantaba por la casa.
Su padre, de ve en cuando, seguÃa el ritmo con cualquier objeto que tuviera a mano.
Nacido en Manizales y criado en Cali (Colombia), a los cuatro años soñaba que El Niño Dios le regalarÃa un guitarra, él ya tenÃa claro que lo suyo era el pop, la música popular que invitaba a vivir, a bailar y divertirse.
A los 12 años hacÃa coros en grabaciones de otros artistas y a los 15 comenzó a componer sus propias.
A los 16 años Estéfano se marchó a vivir a Bogotá.
Allà comienza a cantar y a componer melodÃas para publicidad, hasta que un dÃa le encargan un tema para una telenovela, de la cual acaba escribiendo toda la banda sonora.
Dos años más tarde, es contratado por una compañÃa discográfica en MedellÃn con la que graba su primer disco y recorre el paÃs presentándose en conciertos que el público no acaba de entender.
La cultura musical del paÃs, en aquéllos años, estaba reducida a la música folclórica y a unos cuantos nombres que llegaban de fuera.
Con aquélla experiencia, Estéfano quedó convencido de que debÃa marcharse del paÃs, si querÃa triunfar en lo que irreversiblemente era su vocación y, por elección, su profesión.
Se marcha a Miami y recorre una por una toda las compañÃas discográficas sin conseguir nada concreto.
Conoce a Emilio Estefan Jr. y éste elige algunas de sus canciones primero para el álbum de Gloria Estefan Mi Tierra , y después para el primer álbum de Jon Secada en español.
Estos dos álbumes consiguieron sendos Premios Grammy en 1993 y 1995, respectivamente. Después vendrÃa una larga lista de colaboraciones con intérpretes como Julio Iglesias, José Luis RodrÃguez, Chayanne, Myriam Hernández, Azucar Moreno, Alejandro Fernández, Mercurio, Shakira y Laura Pausini, entre otros que, además de situar sus canciones en los primeros lugares de las listas en toda América Latina, España y Estados Unidos, han ido consolidando la reputación de Estéfano como el compositor joven más solicitado y prestigiado de la década.
Su encuentro con Donato, además de impulsar sus ambiciones musicales, sirvió también para abrirle la percepción a una serie de ritmos y sonidos que, aunque procedentes del continente africano, evolucionaron en Cuba, dando paso a gran parte de los ritmos caribeños tal y como hoy los percibimos.