Mario Molina Montes, hijo de Juan José Molina y Margarita Montes, nació el 16 de octubre de 1921 en Alvarado, Veracruz; en ésta, su ciudad natal, cursó sus estudios, que llegaron hasta sexto año de primaria.
En su adolescencia fue novillero y le iba bastante bien en ello, hasta que, por causas ajenas a su voluntad tuvo que dejarlo a los 17 años, quedándose sin oficio ni beneficio.
Gracias a que sabía redactar y expresarse muy bien, consiguió trabajo en una revista de espectáculos, elaborando notas de radio y cine. Era justo la mejor época del cine mexicano, la llamada Época de Oro, por lo que Mario tenía mucho trabajo, y para desarrollarlo necesitaba recabar mucha información y realizar entrevistas, así que pasaba mucho tiempo en las instalaciones de la XEW, una de las radiodifusoras más importantes de América Latina…
Fue así como, frecuentando los pasillos de la XEW y las cafeterías cercanas, tuvo la oportunidad de conocer a los compositores que más tarde serían grandes pilares de la canción mexicana, como Luis Arcaraz, Gonzalo Curiel, Agustín Lara, Gabriel Ruiz y muchos otros que no han desaparecido de la memoria popular.
Influenciado por estas excelentes amistades, Mario Molina se inició como autor… Desde temprana edad había dado indicios de tener el toque privilegiado de la inspiración poética, ya que los pensamientos, poemas y cuentos fluían con gran facilidad en su mente, así que sólo le había hecho falta esta motivación.
Su primer éxito fue la canción “Quinto Patio”, que compuso junto con Luis Arcaraz, la cual fue el tema de una película de 1950 con ese mismo título. Este filme, que tenía a Emilio Tuero, Emilia Guiú y Carlos López Moctezuma en los papeles principales, rompió récord de taquilla en su tiempo, gracias a lo cual la canción tema tuvo una difusión extraordinaria y fue propuesta para un Ariel…
Al año siguiente, 1951, el semanario Selecciones Musicales instituyó el trofeo de los “discos de oro”, como se acostumbraba entonces en los Estados Unidos en reconocimiento a los que habían logrado mayores ventas en las categorías de cantante y cancionista, dúo, trío y conjunto vocal, orquesta, canción y compositor… En aquella primera emisión de estos reconocimientos, la canción galardonada fue justamente “Quinto Patio”.
Mario Molina se presentó por primera vez en el 5o. festival de la OTI, en el que obtuvo el segundo lugar de la categoría nacional con la canción “De Mí para Ti y de Ti para Mí”, que realizó en coautoría con el Mtro. Eduardo Magallanes, y, en esa ocasión, fue interpretada por María Medina.
Al año siguiente, en la 6a. edición de la OTI, obtuvo el primer lugar, junto con Rubén Fuentes, con la canción “De que Te quiero, Te quiero”, interpretada por Gilberto Valenzuela.
Continuó participando en estos festivales, en los que siempre quedaba dentro de los diez primeros lugares, por lo que sus canciones aparecían en el disco que la organización lanzaba después de cada festival… El primer lugar lo obtuvo de nuevo en 1982 con la canción “Con y por Amor”, que escribió junto con el Mtro. Chamín Correa y fue interpretada por Enrique Guzmán.
Y ese mismo año tuvo la fortuna de ganar el prestigiado festival Yamaha en Tokio, Japón, con la canción “Enséñame a Quererte”, que interpretara el cantante Yoshio. La composición de la música estuvo a cargo de Alberto Ángel “El Cuervo”.
El Mtro. Molina Montes dejó de escribir el 4 de noviembre de 1989, día en que murió su inspiración, encarnada en su esposa, la Sra. Avilés de Molina.
Durante su carrera, una de sus mayores satisfacciones fue el haber internacionalizado, a través de su poesía, la obra de compositores franceses, italianos, ingleses, norteamericanos, etc., como “Candilejas”, con música de Charlie Chaplin, “Azul Pintado de Azul (Volaré)”, con música de Dominico Modugno, “Mi Corazón es un Gitano”, con música de Claudio Mattone y Franco Migliacci; “Al Di La (Más Allá)” con música de Carlo Donida, “Celoso”, con música de Jenny Lou Carson, “Fascinación”, con música de Marchetti Dante.
Además de los extranjeros, tuvo el orgullo de vestir con su creación poética la obra musical de grandes compositores mexicanos, tales como Rubén Fuentes, con “Qué Bonita Es mi Tierra”, Enrique Fabregat, con “Jacarandas”, y Luis Arcaraz, con “Quinto Patio”.
Mario Molina se distinguió por ser una persona sencilla y natural, así como por su capacidad de cultivar la amistad. Uno de sus lemas fue: “Gran parte del arte de la amistad es querer a los amigos a pesar de conocerlos”.
Era tal su sencillez que nunca fue afecto a que se le hicieran entrevistas o se le realizaran homenajes. De hecho fueron pocos quienes lograron entrevistarlo.
En alguna de esas escasas entrevistas le preguntaron acerca del motivo de su inspiración para escribir una canción. Él narró su experiencia y, al terminar, manifestó que, cuando un autor desea hacer pública la historia que dio vida a una canción, lo hace libremente; sin embargo, cuando el autor no revela la información al respecto, la gente no debe cuestionarlo, porque muchas vivencias son muy íntimas y están destinadas sólo a aquellos que las vivieron. Así, el público debe limitarse a disfrutar de la obra producto de aquellas experiencias sin indagar más allá. Tal era el concepto de respeto que Mario Molina guardaba hacia sus hermanos autores y sus semejantes en general.
Entre sus amigos más allegados, quienes le llamaban “Maestrito” por ser éste el apelativo con el que él mismo se dirigía a ellos, aseguraba siempre que la meta de los compositores es que puedan vivir de su obra “como un zapatero vive de sus zapatos”. Así, siempre alababa los logros que iba conquistando el gremio de los autores y compositores, lo cual atribuía fundamentalmente a la atinada administración del Mtro. Roberto Cantoral.
En el mismo contexto, aseveraba que el catálogo musical mexicano es de los más ejecutados en el mundo, por lo que lógicamente debe de reportar buenos ingresos a los compositores.
Entre las canciones del Mtro. Molina Montes se encuentran grandes éxitos, la mayoría de los cuales ha trascendido fronteras y tiempo, como “Viajera”, tema con música del Mtro. Luis Arcaraz. Esta canción alcanzó su mayor éxito en La Habana, Cuba, en donde se convirtió en un auténtico himno; la gente de Cuba prácticamente juraba que el autor era cubano.
Otros grandes éxitos de talla internacional que compuso con el Mtro. Arcaraz fueron “De Hoy en Adelante”, “Sombra Verde”, “Muñequita de Esquire”, “El Dinero no Es la Vida” y “Quinto Patio”.
De su obra también destacan: “De que Te Quiero, Te Quiero” y “El Muñeco de Cuerda”, con Rubén Fuentes, “De Mí para Ti y de Ti para Mí”, con Eduardo Magallanes, “Mira Cuántas Cosas”, “¿De Dónde Vienes?” y “María del Mar”, con Gonzalo Curiel, “Enséñame a Querer”, con Alberto Ángel, “El Cuervo”, “Está Sellado”, “Mundo”, “Soledad”, “Verdad”, “Se Me Fue”, “Borrasca” y “Muchacha Bonita”, con Enrique Fabregat, entre muchas más.
También compuso el bello poema “Mitad Tú, Mitad Yo”, que pertenece a una trilogía. Actualmente se ha grabado mucho como canción y es otro de sus éxitos internacionales.
Mario Molina Montes afirmó que la mayor satisfacción que obtuvo de su carrera fue el haber contado entre sus amigos a personas como Luis Arcaraz, José Alfredo Jiménez, Álvaro Carrillo, Enrique Fabregat, Roberto Cantoral y Martín Urrieta.
A la fecha de su fallecimiento era miembro del Consejo de Administración de la Sociedad de Autores y Compositores de Música, S. de G. C. de I. P., en el que se desempeñaba como Vocal del Comité de Vigilancia y Director de Relaciones Públicas.
Fuente: Sociedad de Autores y Compositores de Música (SACM).